Eran sólo cuentos, pero cada noche mis padres y yo nos reuníamos y leíamos un libro de cuentos de hadas. Caballeros valerosos rescataban a la princesa, pequeños duendes que venían en ayuda de las personas necesitadas y niños pequeños que se metían en problemas por decir una mentira. Cada una de ellas encontró un lugar en mi corazón, especialmente la historia de la princesa que tenía que decidir cuál camino seguir en un bosque extraño y encantado.
Hace unos pocos años, los despidos en el trabajo me dejaron buscando desesperadamente un nuevo empleo. Busqué en el periódico y llamé a mis amigos para que me dieran datos. Después de muchas entrevistas y de mucho desaliento, sucedió. No una sino tres ofertas de trabajo llegaron el mismo día. Cada una de ellas en una ciudad diferente y todas me darían el ingreso que necesitaba.
Pero no podía decidir cuál de ellas tomar. Los reclutadores hacían que todas sonaran perfectas, pero yo sabía que una sería mejor que las otras. Pero cuál, me preguntaba. A medida que revisaba a cada empresa y mis metas personales, empecé a sentirme en paz con una oferta en particular. Pero todavía estaba confundido.
Cuando me senté a pensar, escuché la voz de mi madre en mis recuerdos cuando leía los cuentos de hadas en mi infancia. La princesa se encontraba en el bosque y estaba confundida porque todos los animales le daban consejos opuestos. De pronto lo supe. Y la decisión que tomé me dio una carrera de la que me siento orgulloso. ¿Qué cuáles fueron las palabras que recordé?
“Cuando necesites un amigo en quien confiar, escucha a tu corazón”.